El Triple Jornada de las Mujeres | Trabajo Remunerado, Trabajo Doméstico y Trabajo de Cuidado | Serán necesarios 210 años para acabar con las diferencias entre ambos sexos

“El trabajo doméstico es mucho más que la limpieza de la casa. (…) Es la crianza y cuidado de nuestros hijos ―los futuros trabajadores― cuidándoles desde el día de su nacimiento y durante sus años escolares, asegurándonos de que ellos también actúen de la manera que se espera bajo el capitalismo. Esto significa que tras cada fábrica, tras cada escuela, oficina o mina se encuentra oculto el trabajo de millones de mujeres que han consumido su vida, su trabajo, produciendo la fuerza de trabajo que se emplea en esas fábricas, escuelas, oficinas o minas”.

Silvia Federici, “El Patriarcado del Salario”.

En todo el mundo, las mujeres realizan el triple de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres, lo que incluye la mayor parte de la labor de cuidado infantil.

Los sistemas de protección social deberían incluir servicios de cuidado infantil asequibles y de calidad para los padres y madres que trabajan, sobre todo para quienes lo hacen en la economía informal: este tipo de servicios permite a las mujeres obtener mayores ingresos y fomenta la igualdad de género.

El concepto de “triple jornada” para mujeres se refiere a las tres áreas principales de trabajo y responsabilidad que muchas mujeres enfrentan en su vida cotidiana. Estas áreas son:

  1. Trabajo remunerado: Este es el empleo formal o informal que las mujeres tienen fuera del hogar, por el cual reciben un salario. Puede ser cualquier tipo de trabajo profesional, administrativo, técnico, de servicio, etc.
  2. Trabajo doméstico: Este incluye todas las tareas no remuneradas relacionadas con el hogar, como cocinar, limpiar, lavar la ropa, hacer las compras, y otras actividades necesarias para el mantenimiento del hogar.
  3. Trabajo de cuidado: Este se refiere al cuidado de otras personas, generalmente miembros de la familia, como niños, personas mayores, o personas enfermas. También puede incluir actividades como ayudar a los hijos con la tarea escolar, llevarlos a sus actividades extracurriculares, y cuidar de los padres ancianos.

La “triple jornada” destaca la carga significativa y a menudo invisible que muchas mujeres llevan, ya que deben equilibrar estas tres áreas de responsabilidad simultáneamente.

Esto puede llevar a altos niveles de estrés, falta de tiempo para el autocuidado, y dificultades para avanzar en sus carreras profesionales debido a la necesidad de atender a las responsabilidades del hogar y de cuidado.

La noción de la “triple jornada” también pone de manifiesto las desigualdades de género en la distribución del trabajo y subraya la necesidad de políticas y cambios sociales que promuevan una mayor equidad en la distribución de las tareas domésticas y de cuidado, así como en el reconocimiento y valoración del trabajo no remunerado.

Según el informe Care work and care jobs for the future of work (Trabajo y empleo en el sector de la prestación de cuidados para el futuro del trabajo), 2.100 millones de personas necesitaban cuidados en 2015, incluidos 1.900 millones de niños menores de 15 años y 200 millones de ancianos.

Para 2030, este número debería llegar a 2.300 millones al sumarse otros 200 millones de ancianos y de niños.

“La prevalencia mundial de familias nucleares y hogares monoparentales, así como el crecimiento del empleo de las mujeres en ciertos países, incrementan la demanda de cuidadores.

Si no se abordan de manera adecuada los déficits actuales en la prestación de cuidados y en su calidad, se generará una crisis del cuidado global insostenible y aumentarán aún más las desigualdades de género en el mundo del trabajo”, declaró Laura Addati, principal autora del informe.

Los datos de 64 países, que representan dos terceras partes de la población activa del mundo, muestran que en el mundo se emplean 16.400 millones de horas (anuales?) en el trabajo de cuidado no remunerado, lo cual equivale a 2.000 millones de personas trabajando ocho horas diarias sin recibir remuneración alguna.

Si estos servicios fuesen valorados sobre la base del salario mínimo por hora, representarían 9 por ciento del PIB mundial, es decir 11 billones (mil millones) de dólares (paridad del poder adquisitivo en 2011).

Las mujeres llevan la mayor carga

Según el informe, las mujeres tienen a su cargo 76,2 por ciento de todas las horas del trabajo de cuidado no remunerado, más del triple que los hombres.

En algunos países, la contribución de los hombres al trabajo de cuidado no remunerado ha aumentado a lo largo de los últimos 20 años.

Sin embargo, en 23 países que suministraron estos datos, la desigualdad de género en el tiempo dedicado a las responsabilidades de cuidado no remunerado disminuyó de sólo 7 minutos al día durante las últimas dos décadas.

“A este ritmo, serán necesarios 210 años para acabar con las diferencias entre ambos sexos en la prestación de cuidados en estos países.

El ritmo extremadamente lento de estos cambios cuestiona la efectividad de las políticas pasadas y actuales para hacer frente a la extensión y distribución del trabajo de cuidado no remunerado a lo largo de las dos últimas décadas”, declaró Shauna Olney, Jefa del Servicio de Género, Igualdad y Diversidad y de OITSIDA de la OIT.

El informe señala que el trabajo de cuidado no remunerado es el principal obstáculo que impide a las mujeres incorporarse, permanecer y progresar en la fuerza de trabajo.

En 2018, 606 millones de mujeres en edad de trabajar declararon que no habían podido hacerlo a causa del trabajo de cuidado no remunerado. Apenas 41 millones de hombres dijeron que no formaban parte de la población activa por el mismo motivo.

Un informe OIT-Gallup de 2017 constató que, a nivel mundial, la mayoría de las mujeres preferirían trabajar en empleos remunerados, incluso aquellas que no forman parte de la fuerza de trabajo, y que los hombres están de acuerdo.

Constató además que los principales desafíos identificados, tanto por las mujeres como por los hombres, que enfrentan las mujeres que ocupan empleos remunerados es conciliar la vida familiar y profesional y la falta de servicios de cuidado asequibles.

“Esto implica que un gran número de mujeres podría incorporarse al empleo remunerado gracias a las políticas de acceso universal al cuidado, servicios e infraestructura”, destacó Shauna Olney.

Es necesario incrementar el gasto en la prestación de cuidados

El informe promueve un camino real para el trabajo de cuidado, que daría lugar a un total de 475 millones de empleos de aquí a 2030, es decir 269 millones de empleos adicionales en comparación con el número de empleos en 2015.

Esto implicaría un gasto público y privado en servicios de cuidado de 18,4 billones de dólares (millones de millones) o 18,3 por ciento del total del PIB previsto.

Esta inversión permitiría a los países alcanzar diversas metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS) de aquí a 2030: el ODS 3 (salud y bienestar para todos), el ODS 4 (educación de calidad), el ODS 5 (igualdad de género) y el ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico).

Una ruta más fácil para la prestación de cuidados significa reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidado no remunerado y alcanzar el trabajo decente para los cuidadores, incluidos los trabajadores domésticos y migrantes.”Laura Addati, principal autora del informe.

El informe muestra también que la mayoría de los trabajadores del cuidado son mujeres, con frecuencia migrantes, que trabajan en la economía informal en condiciones precarias y mal remuneradas.

“Una ruta más fácil para la prestación de cuidados significa reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidado no remunerado y alcanzar el trabajo decente para los cuidadores, incluidos los trabajadores domésticos y migrantes.

Los empleos de baja calidad para los cuidadores dan lugar a una prestación de cuidados de baja calidad.

Nuestro informe llama a modificar radicalmente las políticas macroeconómicas, de cuidado, protección social, trabajo y migración”, concluyó Laura Addati.

Otras conclusiones importantes:

  • Las madres de niños menores de seis años son objeto de la más alta “penalización del empleo”, con sólo 47,6 por ciento de ellas empleadas;
  • Los cuidadores no remunerados también sufren una “penalización de la calidad del empleo”: vivir con un niño menor de seis años implica la pérdida de cerca de una hora de trabajo remunerado a la semana para las mujeres y un aumento de tiempo de trabajo remunerado de 18 minutos semanales para los hombres;
  • Las mujeres con responsabilidades de cuidado tienen mayores probabilidades de ser trabajadoras autónomas, de trabajar en la economía informal y es menos probable que hagan aportes a la seguridad social;
  • Las actitudes hacia la división del trabajo de cuidado, remunerado y no, en función del género están cambiando, pero el modelo familiar de “hombre como sostén de la familia” sigue bien arraigado en las sociedades, junto a la continuidad del papel central de las mujeres como responsables del cuidado en la familia.

About profesorbaker

Thomas Baker is the Past-President of TESOL Chile (2010-2011). He enjoys writing about a wide variety of topics. The source and inspiration for his writing comes from his family.
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