Taxonomía de Bloom: Qué es y cómo aplicarla en el aula

 Esta clasificación facilita el diseño de actividades y la evaluación de los conocimientos adquiridos en un área o materia.

A grandes rasgos, la Taxonomía de Bloom es una lista de objetivos (o niveles) que evalúan el proceso de aprendizaje de cualquier estudiante, además de un punto de partida útil para diseñar de forma lógica actividades y ejercicios y conseguir un aprendizaje significativo que perdure durante toda la vida.

Creada en los años 50 por Benjamin Bloom, psicólogo y pedagogo en la Universidad de Chicago, parte de una jerarquía de los objetivos educativos que se busca alcanzar con el alumnado, dividiéndolos en tres ámbitos: cognitivo, afectivo y psicomotor.

Es del primero del que surge la tabla de la Taxonomía, que consta de seis categorías con diferentes ‘verbos’ (acciones que se pueden realizar en cada nivel). Éstos ayudan a evaluar siguiendo una evolución de menor a mayor complejidad en función del proceso cognitivo que requiere un trabajo concreto. 

Niveles de la Taxonomía de Bloom

Las categorías de la Taxonomía de Bloom han pasado por diferentes cambios para adaptarse a la era digital y, en la actualidad, una de las actualizaciones más aceptadas es la de los investigadores Anderson y Krathwohl, que se compone de los siguientes niveles:

Recordar

Es la base a partir de la que se cimenta todo el aprendizaje y hace referencia a la capacidad de recordar hechos específicos, métodos, procesos, esquemas o marcos de referencia a largo plazo. Incluye verbos como: elegir, afirmar, deletrear, repetir, relacionar…

Comprender

Es la habilidad que tiene el estudiante de saber qué se le está comunicando y requiere de una capacidad de pensamiento abstracto. Se trata de saber interpretar la información y ser capaz de expresarla con palabras propias. Se relaciona con verbos como: preguntar, comparar, contrastar, resumir o esquematizar.

Aplicar

Consiste en poner en práctica los conceptos y procedimientos vistos anteriormente. Implica usar los elementos estudiados en otras situaciones y formular cuestiones con los siguientes verbos: calcular, conectar, emplear, interpretar y organizar.

Analizar

Se basa en descomponer un problema en partes, considerarlas por separado y descubrir las relaciones que hay entre ellas para, por último, sacar conclusiones (con verbos como examinar, razonar, dividir, aislar, simplificar…).

Evaluar

Se relaciona con la emisión de juicios de valor (cuantitativos y cualitativos) respecto a la información y metodologías recibidas (medir, decidir, valorar, demostrar, estimar, argumentar…).

Crear

Esta categoría fue incluida por los autores y es la más compleja: se basa en utilizar lo aprendido para construir y desarrollar ideas nuevas o en proponer soluciones para problemas del día a día. En ella se utilizan verbos como componer, planear, construir, añadir, adaptar, mejorar…

Hay un ejercicio que, a mi juicio, todo profesor debería hacer con frecuencia, que es…

a) preguntarse por su objetivos, es decir,  por los objetivos que propone a sus alumnos como metas de aprendizaje PARA ELLOS, por su definición y claridad y

b) responder a qué nivel de la taxonomía (esta u otra) al que apuntan, es decir, preguntarse por el tipo de operaciones o funciones cognitivas que están implicadas con el contenido que el alumno debe manejar.

Con no poca frecuencia los objetivos son de bajo nivel y se centran en la memoria (de gran importancia desde luego), el recuerdo o la evocación de datos, fechas, personajes, etc., pero no se ocupan demasiado, o lo hacen modestamente, de las habilidades superiores, como la aplicación, el análisis, la evaluación o la creación.

Y es que esta no es precisamente una cuestión menor, toda vez que los objetivos están relacionados -deberían estarlo en una planificación cabal- con las estrategias de aprendizaje y los procedimientos de evaluación.

Algunos ejemplos

Como indican desde el blog de Elurnet, una empresa dedicada a formar en didáctica en entornos digitales, para crear trabajos o exámenes basados en esta metodología primero hay que consultar los objetivos que se quieren adquirir con el aprendizaje. Por ejemplo, si lo que se desea es comprobar que el estudiante ha adquirido los conocimientos explicados en un tema, el diseño de varias preguntas con opción múltiple puede ser un ejercicio adecuado.

Por otro lado, si lo que se quiere es ver el nivel de comprensión, es posible plantear una pregunta de respuesta libre que pida al alumnado que explique su comprensión de algo. Otro ejemplo, en el caso de la categoría ‘evaluar’, sería proponer una actividad de evaluación por pares en la que, partiendo de una rúbrica, tienen que evaluar el trabajo de sus compañeros.

En este sentido, para ayudar al profesorado a diseñar actividades, la consejería de Educación del Gobierno de Canarias resume y relaciona en un cuadro las categorías con sus verbos y algunas preguntas que se pueden plantear en cada una de las categorías: 

About profesorbaker

Thomas Baker is the Past-President of TESOL Chile (2010-2011). He enjoys writing about a wide variety of topics. The source and inspiration for his writing comes from his family.
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